Casa Rincón

Claro ejemplo de que cualquier tipo de construcción se puede convertir en una edificación de alta eficiencia energética. El galpón al que nos enfrentábamos tenía unas dimensiones cuadrangulares de 9×9 metros, construido a principios de los 2000 era un amago de vivienda construida de manera no profesional por el antiguo propietario. Llena de humedades por capilaridad y con una falta de ganancias solares asociadas a un déficit de funcionalidad muy pronunciado.

El primer coste medioambiental de un edificio es su propia construcción, toda la energía y el agua necesarias y el intrínseco deterioro del paisaje. Es evidente que no se puede eximir a un edificio del carácter contaminante antropogénico, pero hay grados y formas de intentar solucionarlo tanto como sea posible. Teniendo en cuenta esto, la primera premisa que teníamos y con la que solemos afrontar desde el principio cualquier proyecto, es no demoler. La demolición de un edificio implica una gran cantidad de residuos que terminan contaminando el suelo y acuíferos.

Dicho esto, mantuvimos todas las paredes de carga de ladrillo hueco doble con 4cm de poliestireno en la cámara y toda la cubierta de panel sándwich soportado por una estructura metálica, la cual reforzamos. Además de esto, decidimos que todo el escombro limpio cerámico de las paredes de distribución existentes nos iba ayudar a nivelar el terreno levantando levemente los alrededores de la casa y así poderla dotar de una terraza y conseguir la mayor accesibilidad posible.

Aislamos con lana de roca toda la fachada y resolvimos la fachada ventilada de castanea sativa carbonizada con un sistema de sujeción a través de unos tacos cortados a medida por nosotros mismos de poliestireno de alta densidad anclados al ladrillo. Ventanas de castanea sativa con un detalle de alféizar del cual estamos bastante orgullosos. Cubierta con 20cm de lana de roca con cobertura de teja curva con talón y canalón oculto de aluminio natural.